La verdad es que no es nada fácil
ponerse a escribir desde hace tanto tiempo, porque la pereza me lo impedía y el
pájaro azul del twitter simplifica mucho lo que uno se le pasa por la cabeza en
cada momento y lugar. Twitter es el pájaro asesino del blog como el tiempo es
el asesino de los malos recuerdos. Y eso es precisamente lo que hace que hoy me
ponga a escribir.
Se hacía duro, muy duro, acudir
hoy a Riazor. Duro porque no hay nada que más odie, junto con las sorpresas y
la mentira, que las despedidas. Tengo ya alguna muesca en mi currículum de un
plantón por mi parte ante el dolor o la incomodidad de las mismas, pero hoy era
de justicia ir a despedir al mejor Presidente de la Historia del Fútbol Mundial
junto con (y aunque a muchos nos cueste decirlo), Don Santiago Bernabéu y
Yeste.
Muchas cosas pasaron desde hace
ya más de veinticinco años, cuando, como hoy, nos encontramos ante la duda de
seguir caminando o reventar. La cruel vuelta a la casilla de inicio en el Juego
de la Oca después de haber caído en el funesto pozo por un dado mal tirado. El
obstinado y tan Español empeño de tumbar al que triunfa al precio que sea y
dejando los cadáveres que sea menester sobre el campo de batalla por mor de
insidias, rencores y personalismos varios rayanos en la locura, si no ya
desde hace tiempo cómodamente instalados en ella. El SinDiós del Cabo Santo de “Amanece
que no es poco” hecho carne mortal.
Y al final, recuerdos, sólo
recuerdos, lonas reflejando la Gloria pasada, el motivo por el cual seguir
alzando la cabeza y la mirada cuando haces el Camino Más Bonito del Mundo y
sentir un inmenso orgullo por lo conseguido; y el inmenso agradecimiento a quien
hasta mañana estará al frente de la Nave, con sus aciertos y sus errores, da
igual hacia adónde apunte el fiel de la balanza según unos u otros. Sentarse en
la silla como hizo el Conde de Romanones cuando despidió en una estación de
Madrid a un Alfonso XIII que marchaba a un exilio del que nunca más volvió, y
sentir una profunda desazón por lo perdido y la incertidumbre de lo futuro.
Y en el fondo, Esperanza.
Esperanza en seguir creyendo en Nosotros Mismos, y en pelear al final por lo
que tanto costó conseguir ni se divida, ni se destruya definitivamente. Mirar a
esos Grandes que te rodean, mirar hacia adelante y seguir, seguir caminando hasta
reventar si es necesario, creyendo en algo tangible, blanco y azul apoyándose
en algo intangible como la fe en nuestros colores y en nosotros mismos. Es lo
que queda, que no es poco, es mucho y es nuestro. Que NADIE nos lo quite. Amén.