Buenos Días:
Una vez más (y van...) asistimos atónitos al lamentable espectáculo de Diego Armando Maradona al finalizar el partido de clasificación para el Mundial 2010 disputado ayer anoche en Montevideo, y que dió a la albiceleste el pase al Mundial tras la agónica victoria ante Uruguay.
Me niego a reproducir las palabras que empleó por mero pudor, así que os pongo el enlace, y vosotros mismos:
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/10/15/futbol/1255566051.html
Más de una vez, cuando en alguna tertulia o corrillo alguien me ha preguntado por quiénes son para mí los tres mejores jugadores de la Historia, siempre digo y por este orden Pelé, [Don Alfredo] Di Stéfano y Johann Cruyff. Y siempre hay alguien que me pregunta ¿y Maradona?; y siempre contesto: "Maradona... qué pena".
En otra ocasión ya hablé del tema (ver el post "ídolos caídos, juguetes rotos"), y me ratifico en lo dicho, y añado algo que siempre ha sido obvio: un buen jugador de fútbol no implica ser un buen entrenador ni tampoco ser una buena persona.
El caso de Maradona es el de aquél que ha sido devorado y excretado por su propio mito hasta el hecho de convertirlo en una Ruina humana y moral. Y lo peor del caso es que existe una parte de la afición, sobre todo de la Argentina, que, deslumbrada por el mito, perdona y/o mira para otro lado las veleidades, cuescos y/o exhabruptos del Ídolo, al igual que en tiempos sucedía con el displásico eunucoide que rigió los destinos de Argentina durante décadas, cuando las masas gritaban "putero o ladrón, queremos a Perón". Para los que gustamos no sólo del llamado deporte rey, y también de conocer la Historia propia y ajena, resulta muy curioso ver los paralelismos sobre este último punto con nuestra propia Historia: acordémonos del "vivan las caenas" de Fernando VII ¿simple coincidencia o es que nos abriga un pasado común y lo llevamos en los genes? ¿Tan perdida o hundida está una sociedad como la argentina para seguir obviando los despropósitos no sólo de su ídolo futbolístico, sino también de sus dirigentes políticos? Basta mirar la historia del siglo XX para ver que sobran por desgracia muchos dedos de nuestras manos para contar dirigentes decentes y honestos en la historia de un país con el que tanto nos unen (especialmente a los gallegos) razones sentimentales y/o migratorias.
En fin, penoso y lamentable suma y sigue de una víctima (o quizás culpable) de su actual condición, y del que podemos decir que no física, pero sí moralmente, hace mucho que murió. Maradona ha muerto: viva el [buen] fútbol.