viernes, 28 de agosto de 2009

Llévatelo, Señor

Muy Buenas:
Después de un prolongado, forzado o forzable silencio, vaya usted a saber, volvemos a esto del manubrio, porque es que si me callo, reviento, y procuraré moderarme para, como decimos en mi pueblo, no "desbardallar":
Me refiero a nuestro ínclito Presidente del Gobierno, el ZP de marras, que si Dios (o el que esté al mando de esto) no lo ilumina, nos va a hundir (si es que no nos ha hundido ya), pero para mucho tiempo, no digo que para siempre, pues desde el más grande al pequeño de los países tarde o temprano sale adelante (otra cosa es que los presentes lo veamos).
Desde que tengo uso de razón (y eso llega hasta la época de Teódulo el de Ferrol de él Mismo), no recuerdo un Presidente de Gobierno más desastroso que éste, y alguno hemos tenido, como Arias Navarro, protegido de la Señora de Meirás y del que el Rey llegó a a afirmar en Newsweek allá por 1976 que era "un desastre sin paliativos".
Los americanos suelen decir "about taking decisions, doing nothing is also an option". Se ve que como su "english is very bad", como le dijo a Bertie Ahern, primer ministro irlandés, no se ha imbuido de algo que porque sea americano no es menos cierto y de auténtico sentido común. Pero es que charco que ve, charco que se bebe, cosa que toca,cosa que escoña, a saber:
- Comenzando por la política económica, donde acabó aburriendo y haciendo marchar a uno de los mejores gestores públicos que ha tenido este país junto con Rodrigo Rato, al Sr. Solbes; no hay medida que no haya hecho, que le haya salido bien, empezando por la ocurrencia de los 400 euros, siguiendo por el cheque bebé y acabando con la ocurrencia de los 420 euros, donde ha terminado de encabronar a un colectivo tan sensible de la sociedad como son los parados, y por extensión, a los de larga duración. Y no digamos su hipocresía de mirar para otro lado mientras el país creció a un ritmo desaforado a golpe de burbuja de ladrillo; sin querer darse cuenta de que era un ejercicio de "pan para hoy, hambre para mañana" y sin tomar medidas para cambiar la estructura productiva de un país que no puede ni debe agarrarse al monocultivo del turismo y el ladrillo, y/o esperar a que los demás países mejoren de sus males para a ver si a nosotros se nos cura el resfriado. Y sin hacer nada (en esta caso sí es una mala opción) por el fraude fiscal y la economía sumergida que escatima recursos al país de forma vergonzosa y vergonzante.
- Política exterior: ya vemos dónde estamos: aliados con lo mejor de cada casa y defendiendo y riendo las gracias de quien no tiene gracia (Chávez, Castro, Morales). Y más en un ámbito como el latinoamericano, donde nuestra crónica desidia ha dejado pasar muchas oportunidades de hacer grandes cosas, no sólo por los que un día fueron parte de nosotros, sino por nosotros mismos como refuerzo de nuestra propia identidad y orgullo de nuestra propia historia, para bien o para mal.
- Política de defensa: un pacifista al frente del país que coloca a otra "pacifista de la Bonanova" al frente de un ministerio tan importante como es la defensa, la seguridad nacional... de traca. Un Presidente del Gobierno y una ministra no pueden ser pacifistas desde el momento en que en ellos y por Ley descansa el uso legítimo de la fuerza en caso de agresión interior o exterior.
- Educación... Santo Cristo de Fisterra: "Haber" cómo salimos de ésta, porque el nivel educativo de este país se desploma a ojos vista, con independencia de cuál sea la lengua vehicular de aprendizaje, tema en el que no voy a entrar, pero es público y notorio que un niño de hoy tiene una formación sensiblemente peor que la gente de nuestra generación (excepciones hay, por supuesto). Y aquí incido en que no sólo es culpa del Gobierno, sino también de los que lo eligimos, pues es muy extendida la creencia de que la educación se da en la escuela, y en ella delegamos, cuando no es así: se va al colegio a FORMARSE, la educación la tenemos que dar padres y/o tutores. La calidad de la educación hoy en día tiene un gran poso también en nuestra propia desidia como padres.
- Terrorismo: es cosa ya conocida que quien llega al poder tiene y ha tenido en los últimos 40 años la tentación de intentar arreglar con el diálogo algo cuya única solución es y está en el imperio de la ley, en la aplicación de la misma sin contemplaciones. Pero de ahí a decir que un atentado sea un "accidente", como pasó en el caso de la T-4 de Barajas, es cruzar una línea que desautoriza para siempre a cualquiera. Siempre es la lógica-ilógica de la muerte, el sufrimiento y el dolor el que coloca a todos y cada uno de los gobiernos de este país en la única senda posible y antes mencionada para acabar con esta lacra.
- Política energética: jamás me imaginé ni en el más retorcido de mis pensamientos, que algún día, átomo e hipocresía se juntaran para montar uno de los mayores despropósitos de la historia reciente de España, como es el parón y cierre nuclear. Hoy ya no estamos hablando de la energía nuclear como algo inseguro o peligroso: la ciencia ha avanzado lo suficiente como para que ello no sea así y que grandes iconos antinucleares como Chernobil pasen a ser parte de una historia de la que se ha aprendido de los errores cometidos. Cerrar el grifo nuclear es cerrar el futuro de este país, visto el fin cada vez más cercano nuestro modelo productivo a base de los combustibles fósiles, y lo que es peor, es un ejercicio de hipocresía descomunal, cuando el 90% de la energía que importamos de, sobre todo Francia, proviene de centrales nucleares.
- Ideología: no se puede gobernar un país a base de ocurrencias, ideas trasnochadas y más propias de política de barricada como tachar al empresario como de poco menos que un Cochino Capitalista que busca la explotación sin fín del trabajador. Es una falta de respeto infinita reunir a un lider empresarial y recordarle que "él es el Presidente del Gobierno, que no se le olvide" (el líder debió de contestarle, yo lo hubiera hecho: "por poco tiempo, espero"). El problema de darle cancha a un bando, en este caso al sindical, es que tarde o temprano acabas siendo víctima del mismo en cuanto las circunstancias te obliguen a contradecirlos, y podemos correr el peligro de acabar como países como Argentina, donde la masa sindical campa a sus anchas más preocupada en defenderse a sí misma que a los derechos de los trabajadores.
- Inutilidad: el peor y más nefando de todos los pecados. Una leyenda decía que José María García se rodeaba de inútiles para parecer él más listo. Pues, como dos gotas de agua: intentad pensar en algún ministro, sobre todo ministra que sea competente: ejercicio vano y fútil (yo si fuera mujer, estaría más que avergonzada de tener como representantes de mi sexo a semejante pandilla). Y lo peor de todo es el uso de la cortina de humo para desviar la atención, sacando a la palestra temas ya superados (aborto), o promesas u ocurrencias que (espero y quiero creer) que saben que no son factibles, o usando los poderes públicos como la justicia para criminalizar al contrario unas veces, las menos, con razón (allá ellos, los de la oposición) y otras sin ella.
En fin, Pilarín, que menuda joya nos ha tocado: que Dios (o el que mande en esto, insisto) nos coja confesados. Al final diremos como en "La Hora de José Mota" cuando entrevistaban a Blasa, y el entrevistador pensaba: "llévatela, Señor".Y lo peor es que lo que hay enfrente no mejora lo presente. Agarraos que vienen curvas. He dicho.